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Breve interludio en Laos

Cuando supe que de los dos meses de visado que tenía para disfrutar Laos sólo iba a poder aprovechar dos semanas, fui consciente de que era muy poco tiempo. Teniendo en cuenta que entraba por el norte, la idea de descender hasta el sur (donde se encuentra Si Phan Don, o “Las 4.000 islas”, un lugar que todo el mundo describe como de los más idílicos del sudeste asiático) para volver a subir (mi avión a Jakarta sale el día 29 de la capital, Vientiane, en el centro-norte) se me antojaba una locura, además de una estupidez, si en ese brevísimo tiempo pretendía verlo todo más o menos bien. Por eso, ya desde antes de llegar, había tomado la determinación de ceñirme únicamente a la zona norte del país; visitar, como mucho, dos o tres pueblos, para de este modo poder aprovechar mi estancia en ellos.

Pero entonces entró en juego una tercera variable con la que de ningún modo se me había ocurrido contar: me puse mala. No “malísima” (¡ay, si yo os contara!), pero sí lo suficiente como para darme cuenta de que necesitaba un descanso; esta vez, un descanso de verdad. Unos cuantos días reposando, tal vez en la cama; paseos breves, nada de bicicletas, y sobre todo, recuperar esa sensación liberadora que proporciona el deshacer la maleta, a sabiendas de que no vas a tener que empaquetarlo todo apresuradamente a la mañana siguiente para salir a la ruta de nuevo.

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[Un pueblo acogedor y tranquilo donde descansar.]

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[Mi casa: segunda calleja a la derecha]

Sí, creo que lo que tenía era agotamiento; de modo que cuando llegué a Luang Prabang y eché un primer vistazo al pueblo, supe que, de tener que renunciar a conocer en profundidad Laos, ese era el lugar ideal para “montar mi campamento”. Un pueblo tranquilo, bonito a más no poder, lleno de templos, casas y mansiones de estilo colonial a orillas de los ríos Mekong y Nam Khan, y rodeado de una vegetación exuberante.

Por último, y para ser sincera del todo, debo admitir que el factor decisivo que me hizo escoger Luang Prabang como lugar de descanso, fue su naturaleza de “lugar turístico”. Y esto, ¿por qué? Pues por el simple hecho de que no me encontraba bien; cuando llegué tenía fiebre y nauseas, podría decirse que al principio incluso me preocupé un poco, y el hecho de estar en un lugar lleno de turistas, con todas las comodidades, quieras que no da algo más de seguridad que el encontrarse sola en una aldea perdida en las montañas.

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[Monjes exploradores.]

Así que en Luang Prabang me quedé. ¡Y qué gran decisión! Han sido diez días bien invertidos, que he aprovechado, en primer lugar, para ponerme a tono de nuevo. A este respecto quiero agradecer los múltiples emails que he recibido interesándose por mi estado de salud, y dejar claro que, afortunadamente, sólo ha sido un bajón sin causa aparente más que el agotamiento puro y duro. Tras tres días de descanso durmiendo hasta las nueve de la mañana y comiendo saludablemente, la recuperación ha sido inmediata. Al cuarto día ya me encontré en condiciones de salir a la calle para conocer el pueblo y sus alrededores.

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[Callejuelas por aquí.]

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[Monjes por todas partes.]

De Luang Prabang se podrían escribir libros, y al mismo tiempo, podría no decirse nada bueno. Quien busque  el Laos rural en estado puro, está claro que aquí no lo va a encontrar. Luang Prabang es la Meca del turismo en Laos, y eso se nota en todos sus aspectos: en las tiendas, en los restaurantes, en el increíble mercado nocturno, en sus precios… Sin embargo, como alguien me dijo alguna vez “los lugares turísticos, por algo lo son”, y Luang Prabang se ha ganado su merecida fama por algo.

Primera capital del país, concretamente del reino de Lang Xang entre los siglos XIV y XVI, el pueblo de Luang Prabang alberga más de cincuenta templos budistas, además del antiguo Palacio Real, y muchos otros monasterios, capillas y santuarios, que parecen esconderse entre sus callejuelas a la espera de ser descubiertos por sorpresa.  Y digo callejuelas porque eso es lo que son: estrechas callejuelas transversales a una única y larguísima calle principal que atraviesa el pueblo de punta a punta, paralela a los dos ríos que delimitan su territorio. Más allá del río: la selva.

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[Calle principal de Luang Prabang.]

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[Uno de sus muchísimos templos.]

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[Frescos que quitan el hipo.]

El día en Luang Prabang comienza a las cinco y media de la mañana, hora en que los monjes de sus numerosos monasterios salen a la calle a “recolectar” la comida que los habitantes del pueblo (y sus visitantes) compran y/o preparan para ellos, en un acto denominado como “Giving Alms Ceremony” o «Ceremonia de entrega de limosnas». Aun si el madrugón resulta duro, es un espectáculo digno de verse: en cada calle, en cada esquina, en cada acera, hombres y mujeres esperan desde las primeras luces del alba, sentados con sus cestitos de “arroz pegajoso” y algunos dulces, a los monjes y novicios que pocos minutos después van apareciendo en escena, en grupos de diez o quince, silenciosamente, en perfecto orden (también rápidos como el trueno, algo que dificulta la toma de fotografías) deteniéndose ante cada uno de ellos para recibir su pedacito de arroz. Y así, pedacito a pedacito, tienen la comida del día.

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[Ahí llegan.]

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[Y por allí, y por allá, y por el otro lado… Salen de todas las esquinas.]

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Durante el día Luang Prabang es un lugar tranquilo, sin más ajetreo que el generado por el mercado de fruta y verdura que ocupa una de las callejuelas a la entrada del pueblo. A esas horas lo normal es ver a poca gente paseando por sus calles, ya sea porque el sol dificulta esta empresa, o porque los turistas se encuentran de excursión en alguno de los atractivos de sus alrededores. Este es, por tanto, el momento perfecto para visitar algunos templos o, sencillamente, sentarse en una de las terrazas a orillas del río con un buen libro en la mano.

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[Calles desiertas bajo el sol del mediodía.]

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[Escuela del monasterio.]

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[Mi rinconcito.]

Por mi parte, cuando al cuarto día me sentí mejor, decidí alquilar una bicicleta para visitar la cascada de Tat Kuang Si, a unos 30 kilómetros de Luang Prabang. Craso error: a los 40 minutos ya había parado un tùk-tùk para que me sacase de esa agonía; y aunque el camino de vuelta fue sin duda más liviano (más que nada porque es más cuesta-abajo), a los 11 kilómetros tuve que renunciar de nuevo a mi objetivo y parar otro tùk-tùk para que me llevase hasta casa… (Ergo, conclusión: si queréis ir a la cascada, a menos que seáis deportistas consumados, no tengáis la ocurrencia de hacerlo en bici).

En cualquier caso, debo reconocer que, si se puede con ello, el paseo en bici hasta la cascada merece el esfuerzo: los pueblos y aldeas por los que se pasa son de una sencillez que encoge el corazón, ¡y qué decir de los paisajes! Si con su 50% de territorio compuesto de bosques, Laos es posiblemente uno de los países más verdes del mundo…

Al final del trayecto, la Cascada de Tat Kuang Si: un lugar apacible y hermoso, donde divertirse nadando en increíbles piscinas naturales de color azul turquesa, o zambulléndose en el agua haciendo uso de lianas al más puro estilo «Tarzán”. Debido a su gran éxito, lo mejor es ir bien pronto por la mañana, ya que a eso del mediodía comienzan a llegar grupos de turistas y, sobre todo, familias laosianas con el perro, la abuela, el tupper, el termo… y el lugar deja de ser un pequeño paraíso para convertirse en un parque acuático bien concurrido. Pero insisto: si se llega antes de las diez, tus tres horas de intimidad no te las quita nadie, y un baño en solitario en esas piscinas os aseguro que no tiene precio.

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[Piscinas naturales de aguas cristalinas, ¡y muy frías!]

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[¡Toda la familia!]

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[¿Bañamos a la abuela?]

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En definitiva, en Luang Prabang hay cosas que hacer más allá de su calle principal. Sin ir más lejos, con sólo cruzar el río y caminar un poco selva adentro es posible alejarse del “turisteo” y encontrar aldeas ajenas a todo lo concerniente a la otra orilla, donde charlar con sus habitantes, o toparse con templos desconocidos, donde a las cinco de la tarde los monjes tocan el bombo  y los platillos llamando a la oración.

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[Precario puente de bambú. Todo un logro de la ingeniería.]

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[Una escuelita.]

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[Les gusta armar jaleo.]

Sin embargo, al caer la tarde el ambiente en Luang Prabang cambia radicalmente, hasta el punto de tornarse irreconocible. A lo largo de la gran calle principal se monta un enorme mercado nocturno: decenas de puestos de souvenirs, bolsos, pinturas, brazaletes de plata y otras artesanías que suponen una tentación para los turistas que allí hacen parada. Una tentación, en mi caso, frenada gracias a sus desorbitados precios, del todo fuera del alcance de un mochilero que regatea hasta en la comida.

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Por suerte, el alimento es algo que no falta en Luang Prabang; al menos, por la noche. Junto al mercado nocturno se instalan otros puestecillos con pescado y carne a la parrilla, así como enormes buffets vegetarianos donde es posible llenar un gran plato de arroz, pasta, tofu y verdura por 8.000 kips (un dólar). Por no mencionar los exquisitos batidos de fruta, e incluso ¡de galletas Oreo y Nutella! Una tentación, en este caso, al alcance de cualquier bolsillo… Yo me he puesto las botas :P

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Así pues, mi paso por Laos, más que una inmersión en el país, debe ser considerado un “interludio” entre el recorrido que hasta ahora he hecho y la maratón que me espera el próximo mes (que al final de la entrada comentaré por encima). No obstante, el haber permanecido en un mismo lugar y haber tenido tiempo para familiarizarme con sus habitantes y hablar con ellos, ha favorecido que, a pesar del escaso tiempo transcurrido, me forme una primera idea de lo que pueden ser las características de la «sociedad laosiana” (si bien de una manera bastante general, claro está).

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[Personajes entrañables de Luang Prabang: el músico.]

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[Personajes entrañables de Luang Prabang: el loco. -¡Está muy loco, en serio!-]

Sobre esto, para no caer en los tópicos (todo ellos más que ciertos) de la amabilidad de la gente, la tranquilidad que transmiten, etc, sólo voy a destacar un pequeño apunte: una de las cosas que más me han llamado la atención de Laos, a raíz de los pueblos que he visitado y los personajes que he conocido, es el dramático problema de alcoholismo existente en este país.

Es una cosa exagerada, doy fe de ello: yo diría que incluso un 70% de la población (masculina) es alcohólica, y esto es algo que puede observarse en cualquier bar de la calle, muy especialmente en los pueblos más remotos y pequeños (como aquellos en los que me detuve en mi paso desde la frontera de Vietnam), donde los hombres desde las nueve de la mañana están ya en los bares bebiendo chupitos de Lao Lao de seis en seis. Y no sólo por la mañana: a la hora de comer, cuando las familias se reúnen en torno a sus platos de arroz o noodles, los hombres acompañan la comida con más Lao Lao, en vasos bien grandes, como si fuese agua… Para el que no lo sepa, el Lao Lao es una especie de “whisky de arroz”, de unos 50 o 70 grados según el caso, al que su bajo precio convierte en la bebida alcohólica más accesible en un país donde el sueldo mínimo es de 30 o 40 dólares al mes, y una botella de cerveza cuesta un dólar.

¿Y por qué esta necesidad de beber? Pues no lo sé, pero según lo que me han contado aquellos que sí han estado en el sur de Laos, la pobreza de este país alcanza en las zonas más rurales (esto es, en casi todas partes) unos límites preocupantes, y tal vez sea esto lo que induce a los hombres a la bebida, a falta de un entretenimiento mejor. En fin, sea como sea, el problema se refleja no sólo en la pirámide demográfica (es muy raro encontrarse con un hombre con aspecto de “anciano”) sino también en la cara morada de muchas de sus mujeres…

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Y este ha sido el resumen de mi paso por Laos, un país que no dudaré en visitar con más tiempo en cuanto tenga ocasión de ello. Ha sido una estancia breve, pero esto, creo yo, no deja de ser comprensible: el mundo es inabarcable y no se puede estar en todo. En ocasiones es necesario tomarse algún respiro antes de encarar nuevas etapas del viaje, sobre todo cuando se trata de una etapa tan intensa como la que a continuación os presento, ¡con mapa incluido!

No os quejaréis: como podéis observar, para la realización del mapa he hecho uso de los últimos avances técnicos :P Para verlo mejor podéis abrir la imagen en una nueva pestaña y ampliarlo.

ruta-sudeste-asiatico-viajeLa explicación, “así por encima”:

Las líneas marrones señalan el recorrido que hasta el momento he hecho: Myanmar (a donde volé desde Bangkok, algo que queda señalado en azul), Camboya, Vietnam (de sur a norte) y norte de Laos hasta Vientiane. Para esto he necesitado la friolera de tres meses.

Pues bien, mañana mismo vuelo a Jakarta, capital de Indonesia, ya que el día 3 tengo una boda en Bandung (señalado con el punto morado). Desde ahí, el objetivo es llegar hasta Bali y las Islas Gili (recorrido señalado en rojo), y después de verlo, regresar por tierra hasta Malasia (flecha verde), recorriendo las islas de Java y Sumatra. ¡Todo eso en sólo un mes, que es lo que me permite el visado! ¿Moriré en el intento?

Una vez en Malasia, cuento con 15 días para ver parte del país, hasta llegar a Singapur, desde donde parte mi vuelo a… ¡os quedáis sin saberlo por el momento!

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[Contra la fiebre, ¡nada mejor que una ducha de agua fría!]

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17 comentarios en Breve interludio en Laos

  1. .melo 28 junio, 2010 at 10:48 #

    A mi también me encantó Luang Prabang.

    Me alegro de que lo hayas disfrutado.

    Buen viaje.

  2. MAMI 28 junio, 2010 at 11:04 #

    Parece un pais de mentiras. Las casas son como las que pintan los niños pequeños.
    ¡Que maravilla el agua! ¿pudiste bañarte?
    Me encantan los monjes. Un besazo.mami

  3. Almudena 28 junio, 2010 at 11:28 #

    Espero que ya estés recuperada y por lo que leo así es, me alegro!!
    El descanso te vino fenomenal y quieras que no, disfrutar de un sitio varios días también tiene sus ventajas.
    Las fotos son geniales, como todas las que tienes en el blog, la cantidad de monjes me ha dejado impresionada y seguro que eran muchos más.
    Parece un sitio fantástico y acogedor.
    Sigo esperando más «entregas»
    Un beso.

  4. Julia 28 junio, 2010 at 16:20 #

    Hola Carmen. He llegado a tu blog a traves de google buscando informacion sobre Birmania, y siento que despues de haber devorado gran parte de tus post tengo la obligacion de escribirte para darte las gracias.
    Gracias por toda la informacion que me has proporcionado, ahora siento que conozco un poco mejor el pais a donde voy a viajar en unos meses.
    Gracias por compartir tus aventuras, y sobre todo por describirlo tan bien. Buscaba informacion sobre Myanmar y ahora me gustaria ir a Laos para bañarme en esos estanques tan cristalinos que muestras, que gozada!
    Gracias en definitiva por hacerme, a mis 39 años (quien pillase tus 25), participe de tu viaje, y sacarme un poco de la monotonia de mi dia a dia. Seguire leyendote. Un abrazo y te deseo mucha suerte.

  5. Criss 29 junio, 2010 at 1:31 #

    coge fuerzas para lo siguiente carmen!! pasalo genial en esa boda, q eso si q va a ser toda una aventura…nos dejas con la duda del siguiente destino despues de singapur…pero ya en sí todo lo q estas viendo es una aventura continuada y una sorpresa
    muy simpatica la ultima foto!!!

    te mereces un puesto de reportera o quien sabe en algun programa como «españoles x el mundo» empecemos a votar!! tu a la vuelta tienes un pedazo trabajo esperandote fijo!! :p jajaj
    un besooo cuidate!

  6. panedu 29 junio, 2010 at 13:05 #

    Si que ya era mucho tiempo sin descansar… y eso no puede ser bueno. El mismo cuerpo te lo dice poniendotel mala. Menos mal que no fue ninguna de las enfermedades que pensaste.

    En un sitio tan bonito como Laos se recupera la energia perdida jejeje preciosas las fotos.

    A ver si un día me pongo a leer lo que me queda en tu blog… que con esto de la mudanza no he tenido tiempo de nada.

    Por cierto, cuando vuelvas estas invitada a cenar en mi pisito. :)

    Un besote!

  7. btc93 29 junio, 2010 at 20:13 #

    Carmen, un post precioso! Y que fotos más lindas!

    En menos de dos semanas yo voy a viajar a Laos y a Camboya, y tanto esta narración como las que hiciste de Camboya en su momento, me están ayudando mucho en la preparación del viaje! Gracias!

    Mucha suerte en esta nueva etapa del viaje a través de Indonesia, Malaysia y Sinagpur. Te deseo lo mejor! Y a ver si nos das alguna pistilla sobre qual será el próximo destino jeje!

    Buen viaje!

  8. Paula 29 junio, 2010 at 22:36 #

    Hola Carmen! Q bien q ya estes bien :), me tienes enganchada a tu blog!! me anima ver tus post, este sabado ya vuelo para Hanoi! Un beso y suerte para tu próxima parada!

  9. kianista 2 julio, 2010 at 12:49 #

    Hola Carmencita!! me alegro de que ya estés bien y que puedas seguir con tu viaje. Tengo curiosidad por ver cómo va ser la boda.
    un beso!!!
    cuídate

  10. arrozconperro 8 abril, 2011 at 13:55 #

    madre mia carmen!!! hoy nos hemos cruzado, aquí en luang prabang, con el monje loco de la pipa!!! nos ha pedido fuego, después se ha ido y al rato ha vuelto a aparecer fumando un cigarro y la pipa a la vez!! tienes, razón, está loquiísimo!! muchos besos! guapa!
    rodrigo y lola de cantabria

    • Ku 8 abril, 2011 at 19:57 #

      Madre mía, chicos! No sé qué tiene Luang Prabang, pero todos los viajeros «entramos en contacto» ahí de alguna forma!

      Ya sea viendo al mismo personaje, o escribiendo desde el MISMO ORDENADOR del MISMO CIBER en el que otro había escrito unas semanas antes (esto le pasó a Antonio, de «Historias de este planeta»: se encontró con mi sesión de wordpress iniciada!! jajaja)

      Qué envidia me dais: Luang Prabang es de los mejores lugares del mundo!!!

      Un abrazo muy fuerte!!!

      • La de WordPress y la de Couchsurfing también!

        ¡Muá!

        • Ku 11 abril, 2011 at 15:01 #

          ¡Me tienes fichada!! :P

      • arrozconperro 12 abril, 2011 at 9:23 #

        qué fuerte lo del ordenador, carmen!!!! aunque eso me recuerda qeu en Ho Chi Minh City vimos el cartel qeu ponía «carmen» con el que te hiciste una foto. Es muy fuerte esto…

        nosotros ahora estamos en Luang Namtha y nos ha gustado más que Luang Prabang por razones obvias… «Una tribu de black thays nos emborracha en sus fiestas del año nuevo laosiano» versus » han robado la cámara de fotos de Rodrigo en un templo budista»… pero eso sí, el mercadillo nocturno es una pasada, aunque no hemos encontrado otra cámara. menuda putada nos han hecho, ha sido un señor disgustazo :(

  11. AnnaA 12 noviembre, 2011 at 21:26 #

    Hola Carmen!

    Que zona tan bonita! No me puedo ni imaginar lo que pasaste cuando estabas enferma, eso tiene que dar un poco de «miedin» no ? Bueno lo importante es que te recuperaste y vas a la carga otra vez. Me alegro.
    También me sorprendió mucho lo del alcoholismo, no se porque siempre pienso que los países donde más beben son aquellos donde hace más frío, pero claro, no tener «nada que hacer» es muy triste, la verdad.
    Yo no me hubiera podido resistir a esos suvenirs de las fotos, las zapatillas me las hubiera comprado seguro :) y la sombrilla también!! son una chulada!! :D, aunque comprendo que con un viaje tan largo si te tienes que comprar todo o algunas cosas que te gusten… 1. puede ser una pasta y 2. irías super cargada. Bueno aunque se puede solucionar comprando cosas pequeñas jajajaja…ay! el espíritu consumista nos persigue! jajaja
    Bueno que como siempre me encantan las fotos y la entrada. Felicidades!
    Espero con ansia una entrada de la boda! tiene que ser espectacular!!
    Xaaaoooo…

    • Ku 13 noviembre, 2011 at 2:52 #

      ¡Muchas gracias Anna! Pero esta entrada es del año pasado, cuando di la vuelta al mundo!

      Por tanto, la boda ya pasó…. Puedes leerla aquí:

      Una boda musulmana-indonesia… de película

      ¡Fue espectacular!

      • AnnaA 14 noviembre, 2011 at 13:53 #

        A si? jajaja :D pues me salió ahora en el FB!! Voy a leer la boda que me tienes intrigada! jajajaja
        Xao!!

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