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El desierto del Gobi

Más de un millón y medio de kilómetros cuadrados de extensión y una población de apenas tres millones de habitantes convierten Mongolia en un país casi despoblado si se sale de su(s) principal(es) núcleo(s) urbano(s). Imposible de recorrer por cuenta propia.

La solución pasa por apuntarse a uno de los numerosos tours que, “con todas las comodidades” y la compañía de un guía-conductor, permiten acercarse hasta el desierto del Gobi en el sur del país; el Lago Blanco en la zona central; Khövsgöl en el noroeste, y decenas de posibilidades más, cada cual más atractiva que la anterior.

Problema: estos tours no son baratos (para un mochilero). Tienen, de media, un coste de 40 dólares diarios, incluyendo transporte, comida y alojamiento en gers con familias nómadas. De acuerdo: la experiencia “no tiene precio”, pero mi bolsillo sí fondo, y por tanto tenía que decidirme por uno. Sólo uno.

El Lago Blanco me llamaba, pero al final opté por el Gobi. Y es que, ¿cómo ir a Mongolia y no conocer uno de los desiertos más grandes e importantes del mundo? Con Kim, el propietario del UB Guesthouse donde me he alojado en Ulaan Baatar (un hombre antipático y pesetero donde los haya), acordé duración y precio de la excursión: 7 días y 6 noches, a 40 dólares por noche, 280 dólares desembolsados en un momento. Billetes ardiendo en manos del coreano. Me había ganado una sonrisa por su parte… al menos, hasta que regresásemos de la excursión. Después tendría que “hacer méritos” de nuevo, como por ejemplo, comprarle los billetes de tren a China. O poner una lavadora por dos dólares. O imprimir un billete de avión falso por tres. Tres dólares por una hoja de papel sucio.

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Como suele ocurrir en estos casos, el grupo formado para el tour fue de lo más heterogéneo: dos jovencitas malayas, un canadiense (¿canadiense? ¡no! de Quebec), una estadounidense, un uruguayo y una española ( la que escribe :P). En otra furgoneta, un japonés, una pareja de holandeses y una mujer americana entrada en años harían el viaje paralelamente con nosotros, encontrándonos para comer a medio día y al llegar a los campamentos por la noche. Puede parecer mucha gente, pero os aseguro que cuando después de ocho horas de coche mirándote a los ojos con las mismas cinco personas, llegas a tu destino final, se agradece ver caras nuevas. Sobre todo si hay “feeling” en el grupo, que lo ha habido. Menos mal.

Nos metimos en el vehículo que siete días después terminaríamos odiando. No había pasado ni media de hora desde que salimos de Ulaan Baatar, cuando el asfalto desapareció sin previo aviso. Ya no volveríamos a verlo hasta la vuelta.

No voy a relataros el viaje día por día, porque sería un aburrimiento. Son muchas horas, muchas horas en un coche dando saltos, salvando obstáculos, y viendo un paisaje monótono a más no poder. No puedo maquillarlo: terminas harto. Pero, por otra parte, considero que no hay otra forma de conocer la realidad de Mongolia. Esas gigantescas extensiones de terreno vacías, solo interrumpidas cada varias horas por una montaña rocosa, un par de gers blancos, un templo perdido, o una manada de caballos salvajes. Y los siempre presentes ovoo: esos grandes mojones de piedra de origen chamanístico.

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Esto fue así… todos los días.

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Esas largas horas dando botes tienen su recompensa al parar en los “highlights” del Gobi: las paradas “obligatorias”; lugares realmente impresionantes que recuerdan la increíble variedad natural de este país.

Aunque según el programa cada día veríamos un par de ellos, para mi, verdaderamente destacables han sido tres: Tsagaan Suvarga, el segundo día, y Yolyn Am y las dunas de arena de Khongoryn Els, el cuarto.

Tsagaan Suvarga es un paisaje de acantilados de piedra caliza erosionada que corta la respiración. Al fondo, una mancha negra como de alquitrán recordando a Mordor, que al final no conseguí adivinar qué podía ser (¿alquitrán?).

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Mordor.

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Por su parte, Yolyn Am es todo lo contrario. Al igual que Khongoryn Els, se encuentra dentro del Parque Nacional de Gurvan Saikhan, que en sus dos millones de hectáreas acoge paisajes de una diversidad asombrosa. Como este gran valle en mitad del desierto del Gobi, hogar de cabras, ovejas, el leopardo de las nieves, una gran variedad de pájaros, y sobre todo, un curioso roedor sin cola y orejas redonditas, cuyo nombre olvidé anotar, que andaba por todas partes.

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Pero si hay un lugar que me haya hecho dar con la mandíbula en el suelo, esas son las dunas de Khongoryn Els. Da igual cuántas veces las hayas visto en fotografías o documentales: cuando te encuentras frente a ese desierto, coexistiendo junto a la más verde de las praderas, es difícil articular palabra alguna.

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El paseo en camello quedará grabado en mi retina para siempre (y eso que nunca me han gustado demasiado), con la puesta de sol tiñiéndolo todo de unos colores como jamás he visto. Dunas azules, ¡¡azules!! Un buen fotógrafo haría maravillas con ese escenario.

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El amanecer no fue menos espectacular. Fue el último día que pudimos disfrutar de los rayos del sol (a partir de ahí comenzó a llover y yo cogí un catarro de aupa), y cualquiera hubiese dicho que el astro rey decidió coger vacaciones después de regalarnos ese espectáculo.

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Al margen de las paradas puntuales, hay tres cosas que me gustaría destacar, y por las que ya merece la pena hacer este recorrido (si bien, y esto lo digo sin reparos, con un tour de 5-6 días creo que es suficiente).

En primer lugar: las noches. El firmamento de Mongolia parece sacado de otro planeta. No debe haber lugar en el mundo donde las estrellas se vean así, tanto por la escasa contaminación como por la casi nula presencia de núcleos urbanos. Sólo por la oportunidad de poder dormir una noche bajo ese cielo, merece la pena venir a Mongolia.

Noche en el Gobi - Foto de Makoto

Fotos nocturnas de Makoto, mi compañero japonés.

Noche en el Gobi - Foto de Makoto

En segundo lugar (ha llegado el momento de soltar la tontería de turno, no os riáis): los camellos. Esto es algo muy personal, pero no puedo dejar de decirlo. Tras varios viajes a Marruecos, a Túnez, a Egipto, a Turquía, a India, todos ellos con “camel safari” por aquí y “camel safari” por allá, pero siempre a lomos de un dromedario, por fin he visto camellos de verdad; es decir, de los de dos jorobas.

No podéis imaginar lo que ha supuesto para mi, ¡casi me caigo al verlos! Ha sido tal la emoción que cada vez que parábamos en algún lugar donde estuviesen, me hacía un book fotográfico con todos ellos. Y al contrario de lo que me ocurre normalmente, que tiendo a huir espantada de los “camel safari” porque no me gusta el estado en que suelen encontrarse los dromedarios, el paseo en camello en las dunas de Khongoryn Els fue una delicia no sólo por el escenario, sino también porque hacerlo a lomos de un camello “de verdad”, con su pelo largo y suavecito y su joroba “deshinchada”… es completamente diferente. Encantada estoy, oigan.

Una día, concretamente, paramos a dormir en un ger donde tenían unos quince bebés-camello al cuidado, y al llegar la noche, las madres (que viven libres, y pasan el día en el desierto) regresaron al campamento para dar de mamar a sus hijos. Fue estremecedor, en mitad de la noche, escuchar a todos los camellos llorar a la vez porque sentían que sus madres se estaban acercando, para a los pocos minutos ver sus siluetas aparecer en el horizonte. Y mientras todos los camellos se reunían con sus madres y alternaban la cena con caricias en el cuello, uno seguía solo y no dejó de llorar hasta que nos fuimos a la cama. Al final me dormí sin saber si había encontrado a su madre. No sabéis qué congoja.

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Por último, pero no menos importante, la experiencia total de, durante 7 días, llevar esa vida nómada, llegando a campamentos de apenas dos gers donde te reciben con los brazos abiertos (cierto es que hay un negocio detrás, pero ello no quita mérito al trato que nos han dado), o a ciudades (por llamarlo de alguna manera) en las que después de tres días te conceden el privilegio de una ducha en unos baños públicos donde haces cola con otros 50 ciudadanos mongoles; comiendo lo mismo todos los días, haciendo tus necesidades en letrinas que darían para hacer un catálogo, y compartiendo veladas entre el hedor del omnipresente aaruul y chupitos de vodka, es sencillamente inolvidable.

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Letrina 1

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Una «ciudad»

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Letrina 2

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Algunas se integran de tal manera que…

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En el interior del ger

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Pequeño homenaje a parte del grupo (para todo hay que tener suerte)

Nota: Sé que he metido muchas fotos (más de lo que ya es normal en mi), y todavía hay más en su álbum de Flickr. (Mamá, esto también va por ti, si quieres ver fotos mías entra ahí, que luego te quejas :P).

34 comentarios en El desierto del Gobi

  1. conrado 29 agosto, 2011 at 11:21 #

    Excelente, algún día visitare Mongolia y esa experiencia de adentrarse en el interior de ese país.
    Que suerte que encontraste un compatriota mio (uruguayo) y pudiste volver hablar este lindo idioma.
    Por último quería decirte que debió de haber sido espectacular la vista del cielo por la noche, me encantaría poder hacerlo ya que así conocería el cielo del hemisferio norte.

    Un saludo.

    • Ku 6 septiembre, 2011 at 16:37 #

      ¡Hola Conrado!

      El cielo de Mongolia no tiene parangón alguno. Si tienes qué elegir un lugar del hemisferio norte para pasar una noche bajo las estrellas, Mongolia es tu lugar! Yo no lo voy a olvidar nunca :)

  2. ¡Con las ganas que tengo yo de conocer en profundidad ese desierto!

    A veces tras la delicia de leerte me sigo preguntando si empaparse de tu blog es bueno o malo para la salud (malo por las ganas tan brutales que dan de chascar los dedos y aparecer allí mismo).

    Pues lo dicho, reitero por enésima vez mis felicitaciones. Tras volver de mi escapada africana me estoy poniendo al día con tus relatos.

    ¡A seguir disfrutando!

    Por cierto, ¿visitaste los oasis que hay en ese desierto? ¡Hay algunos con huesos prehistóricos que no se han movido todavía de entre las arenas, de dinosaurios y bichos parecidos!

    • Ku 6 septiembre, 2011 at 16:43 #

      Ay, Antonio, Antonio… hace unos días estuve viendo tus fotos de África y me he quedado sin palabras!! Eres un auténtico crack! Estoy deseando leer tus relatos, ¡publica ya! :D

      Fíjate que hasta ahora yo siempre decía que todavía no había escuchado la «llamada de África», pero tras ver esas imágenes creo que va siendo hora de planteárselo… Qué envidia (cochina) me has dado :P

      Tenía conocimiento de los fósiles, pero no he visto ninguno… muchos andan ya por los museos de todo el mundo..

      Un abrazo enorme!!

  3. Helena 29 agosto, 2011 at 11:35 #

    ¡Alucinante! ¡Esas míticas dunas! ¡Ese cielo! ¡Menuda experiencia!
    Muy buena también la «Letrina 3», ante todo, comodidad, jejeje
    Un saludo

    • Ku 6 septiembre, 2011 at 16:46 #

      La letrina 3 causó sensación entre los integrantes de mi grupo :P Que conste, eso sí, que nosotros teníamos otra a algunos metros, más parecida a la «letrina 2», para nuestro confort y privacidad :P Esa silla era para la abuelita de la familia, que no podía andar sin serias dificultades, e iba ahí para hacer sus necesidades… a menos de 5 metros del ger, y delante de todos…

      Un abrazo!

  4. Victor 29 agosto, 2011 at 11:39 #

    Parece que lo disfrutaste y lo pasasteis bien! Espero tener al menos la suerte que has tenido con el tour. Nosotros no sabemos con quien lo haremos y cuando lleguemos allí lo miraremos. La silla para ca… es tremenda!! Íntima no… pero cómoda se ve un rato!

    A mi me quedan 3 días para estar en Moscú y seguir tus pasos… aunque un poco más rápidos que los tuyos.

    Me quedo con el dato de 5 o 6 días para el tour… Tenía pensado hacer más días pero la verdad que estoy leyendo tours de gente y quizás más sea un tanto largo…

    Un saludo!!

    • Ku 6 septiembre, 2011 at 17:04 #

      Bueno Víctor, a estas alturas no leerás mi respuesta porque ya estarás en Rusia :D pero no te preocupes por el tour, porque en UB vas a coincidir con muchos viajeros para hacerlo! Y sí, para mi el de 5 noches (6 días) es más que suficiente…

      ¡Un abrazo y muy buen viaje!!

  5. Rafa Pérez 29 agosto, 2011 at 11:46 #

    Genial y divertida crónica. Lo de dormir bajo las estrellas es algo que recomiendo siempre. Cada vez que puedo me escapo a un lugar con el mínimo de CL. Es una de las mejores experiencias que se pueden tener, dormir o intentarlo bajo nuestra galaxia.
    Espero el siguiente capítulo.

    • Ku 6 septiembre, 2011 at 17:10 #

      Muchas gracias, Rafa! Me alegro mucho de que te haya gustado, aunque seguro que tus fotos hubiesen sacado mucho más partido al escenario que las mías :)

      ¡Un abrazo!

  6. Riky 29 agosto, 2011 at 15:26 #

    El desierto es impresionante, muy bonito el contraste de las dunas con el verdor del campo..y ese cielo?.. jamas vi cosa igual. Curioso lo de los dromedarios.
    Eres todo terreno eh ku!..te adaptas a todo tipo de situaciones je,je
    As probado el steak tartar? creo que es oriundo de la zona, y esta muy rico. Bueno, me esperare a la entrada gastronómica.
    Un besote!

    • Ku 6 septiembre, 2011 at 17:13 #

      Mmm…¿ «steak tartar»? Me temo que no he probado cosa semejante, al menos, no a sabiendas de ello… Puedo adelantar, eso sí, que la cocina rusa no figura entre mis preferidas del mundo… ¡pero hambre no he pasado, quedad tranquilos! :D

      ¡Un abrazo!

  7. Pau 29 agosto, 2011 at 15:33 #

    Fantástico Ku, me ha encantado el post y que pongas más fotos de lo habitual, son fantásticas. Envidia, envidia y envidia es lo que te tengo jejeje

    Un beso compañera!

    • Ku 6 septiembre, 2011 at 17:15 #

      No seas tan envidioso, Pau, que ya me estoy temiendo que cuando nos veamos en ¿Bangkok? te vas a cobrar más cervezas de las que te debo… cuando tus viajes tampoco son moco de pavo :D

      Un abrazo enorme!!!

  8. Fernando 29 agosto, 2011 at 15:35 #

    Muy guapo el artículo, Cármen … casi casi odio leer artículos de viaje de sitios a los que no he ido, porque me entra un «mono» sobrenatural =)

    Espero que te hayas recuperado del catarro. un abrazo

    • Ku 6 septiembre, 2011 at 17:17 #

      ¡Catarro superado, Fernando! Y sin necesidad de tener que echar mano de jarabe mongol de nombre desconocido, que era lo que me temía :P

      ¡Un abrazo!

  9. marcelo bonalume 29 agosto, 2011 at 20:18 #

    HOLAAAAAAAAAAA….pense que te habias perdido, pero por suerte veo que no fue asi y que sigues en viaje aun , muyyy buenooooo…….yo aqui en argentina, y un poco por MONGOLIA gracias a vos…me encanto lo del desierto de GOBI, las fotos de tu amigo japones de ese cielo nocturno son genialesssss…oye y el tema de CAMELLOS Y DROMEDARIOS, clarooo a mi me paso lo mismo en MARRUECOS pro el sahara , yo decia son camellos o son dromedarios…ahora lo se son dromedarios los de marruecos….BUENO sigo contigo de viaje, ahh me olvidaba aqui en argentina tenemos TALAMPAYA y VALLE DE LA LUNA si no has venido , te lo recomiendo , son mejores que el parque nacional del GOBI…BESOSSSSSSS sigo contigo de viaje….

    • Ku 6 septiembre, 2011 at 17:20 #

      Me queda mucho, mucho Argentina por conocer, Marcelo! Y espero poder regresar pronto :D ¿me invitas? ;)

      Un abrazo!

  10. Mami 30 agosto, 2011 at 13:46 #

    KU, yo como los demás,ALUCINADA con tu entrada: Bonita, interesante y de buena calidad, aunque las letrinas (la tres)….. No se que puedo decir. Si tu estas bien,yo estoy bien….SUFICIENTE. Lo de las estrellas, o el firmamento debe ser la leche.T.Q.

    • Ku 6 septiembre, 2011 at 17:22 #

      Jajajaja, en una de esas letrinas me gustaría verte a ti… Aunque no tengo duda de que por no pasar el trago, eres capaz de renunciar a Mongolia entera! :P

  11. avistu 31 agosto, 2011 at 0:42 #

    Estupendo artículo y estupendas fotos, Ku (y no, no me refiero solo a las del japonés, que espero te haya chivado cómo las hizo).

    Cuando yo estuve me quedé con la impresión de que el Gobi es en realidad un desierto de desiertos, con zonas de dunas, de pastos, lechos de ríos, etc.

    Eso sí, como bien dices al sexto día ya te parece que llevas demasiado desierto visto :)

    Un abrazo ¿a enviar a Pekin ya?

    • Ku 6 septiembre, 2011 at 17:26 #

      «Desierto de desiertos», frase con derechos de autor :P Sí, a mi me ha parecido un poco largo el tour de siete días, pero fundamentalmente porque se pasa demasiado tiempo en el coche para ver dos cositas de una hora al día… Eso es algo que antes de ir no te planteas (o no te informas lo suficiente).

      Acabo de dejar atrás Pekín, voy un poco atrasada con el blog, pero espero ponerme al día esta semana!

      ¿Y tú? ¿Ya saliendo hacia los tanes? :D

      • avistu 6 septiembre, 2011 at 19:47 #

        Sí, saliendo…a las cuatro de la mañana del sábado :S

        Y con una semana de retraso porque un Sr. Funcionario en el Ministerio correspondiente se tiró quince días para apretar el botón que autorizaba la emisión de mi visado…

        En fin, «flex-i-bilidad»

        J

  12. kianista 31 agosto, 2011 at 15:51 #

    Kuuuu, me alegro que estás bien. Hasta hoy no había podido leer nada, y lo he cogido con ganas y me lo he leído todo del tirón. No tengo palabras…
    Te debo un mail.
    Un besazooooo y sigue disfrutando

    • Ku 6 septiembre, 2011 at 17:28 #

      Martiiiiiiissss!! ¡Qué alegría «leerte»! :D Yo también te debo un mail, o dos, o tres… Hay muchas cosas que contarnos!! Un besazo!!!!!!

  13. José Carlos DS 31 agosto, 2011 at 19:56 #

    Las dunas de Khongoryn me recuerdan a mi visita a Death Valley en el oeste americano, siempre me han apasionado estos paisajes áridos. Un lujazo poder dormir bajo el cielo estrellado y disfrutar de esas vistas, el amanecer y el anochecer deben ser arrebatadores.

    Y nada, que ya me he puesto al día con tus relatos, que nos tienes abandonados… a ver si te pasas por mi blog para que veas que tal me ha ido por lugares en los que has estado hace poco como Moscú o hace no tanto por la cautivadora India y la inspiradora Nepal :P

    Ya he leído que andas por China, a ver si la censura te permite seguir regalándonos estas entradas tan completas, no te preocupes por añadir fotos, que están geniales.

    Saludos!!!!!

    • Ku 6 septiembre, 2011 at 17:31 #

      Jo, no me lo pintes así. Llevar el blog al día está siendo duro en este viaje, especialmente porque cuando por fin consigo conexión (y sobre todo, TIEMPO, que para mi lo más importante sigue siendo viajar), tengo tantas cosas que hacer al margen de este diario…. :(

      Aún así, creo que no lo llevo mal del todo: sigo publicando sobre cada lugar, cuando llego al siguiente. Menos esta semana, que se me ha acumulado la última entrada de Mongolia con la primera sobre Beijing (en la casa donde me he alojado la conexión brillaba por su ausencia…). ¡pero me pongo al día YA! ¡No me riñas!! :P

  14. Iván 6 septiembre, 2011 at 10:59 #

    Gran lugar el Gobi, pude disfrutarlo el año pasado. Buen viaje

    • Ku 6 septiembre, 2011 at 17:32 #

      Un lugar maravilloso, sin duda :D ¿Has regresado ya de la Ruta de la Seda?? Jolín, no estoy al día de nada!! ¡Un abrazo, Iván!

  15. Maripili 9 septiembre, 2011 at 11:26 #

    Ku!!! que envidia me das!!! me ha encantado la entrada!
    Las fotos son una pasada!!
    Debe de estar siendo un viaje impresionante,disfrutalo!

    • Ku 23 septiembre, 2011 at 10:10 #

      Lo está siendo Mari, aunque me acuerdo muchísimo de vosotros… :(

      Un beso enorme!

  16. arshad 21 septiembre, 2011 at 3:47 #

    muy buen articulo… para gente como yo que desea mucho y viaja poco sirve de animo

    • Ku 23 septiembre, 2011 at 10:11 #

      Muchas gracias Arshad! Anímate, viajar no es tan complicado ni tan caro como parece… seguro que a una escapada puedes hacerle un hueco ;)

      Un abrazo!

  17. cuza17 23 agosto, 2015 at 8:46 #

    Hace tiempo guiero visitar a Mongolia el ano proximo estare en el lago Baikal y cogere un transporte para vistar ese pais gue siempre me llama la atencion

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